Jet-Set Edición 118 - (Page 7)

Jet-Lag POR DANIEL SAMPER OSPINA Los inmamables líderes juveniles Confieso que en mi adolescencia fui mal estudiante, y que estuve a punto de perder tercero de bachillerato porque no entendía el sistema digestivo de los animales. Aún hoy me parece poco relevante que una vaca tenga cuatro estómagos, y creo que lo mismo podría decirse de Kendon MacDonald Smith, sin que por eso merezca ser estudiado. Mi vagancia tuvo algo positivo y es que gracias a ella carecí del liderazgo suficiente para ser uno de estos muchachos de colegio play que quieren ser presidentes desde los dieciséis años, organizan foros colegiales todas las semanas y lanzan cada vez que pueden frases tipo “los jóvenes no somos el futuro sino el presente del país”. En lugar de eso, monté una próspera empresa de alquiler de películas culturales de la mano de un socio al que llamaremos J. Mesa, para no echarlo al agua: hombre culto y emprendedor con el que compartí las ganancias del momento en la tienda de la esquina, y de quien me quedó una honda amistad para toda la vida. Gracias a eso, entonces, me zafé del clásico discurso de líder juvenil de colegio caro. Porque así como hay caudillos prematuros de izquierda, que oyen a Mercedes Sosa mientras se cuelgan su primera mochila, hay otros adolescentes de estrato seis que saltan rápidamente del saco de rombos a la corbata para ir perfilando desde temprano su carrera política. Yo sé que me he vuelto una mala persona, lo reconozco. El hecho es que a estas alturas de mi vida, por ejemplo, he descubierto que me aburre profundamente un muchacho de apenas 17 años que ha demostrado ser un tipo juicioso y preocupado por el país. Es el prototipo del líder a que me refiero. Se llama David Zuluaga y es el hijo del Ministro de Economía. Lo han sacado en televisión últimamente porque se inventó un ejercicio pedagógico que se llama algo así como “Congreso joven”, en el cual los estudiantes de su colegio, La Montaña, simulan una jornada legislativa. Vamos por partes y empecemos por el simulacro: ¿puede ser útil para una persona en formación jugar a que es un congresista colombiano? ¿Alguien se imagina a dos alumnos peleándose porque uno se pidió antes que el otro ser Armandito Benedetti, o a dos niñas jugando piedra, papel y tijera para saber cuál de las dos va a ser María Isabel Urrutia? ¿Qué pasa con el caco del curso? ¿Lo eximen? Y algo más: ¿qué sucede si durante el ejercicio algún estudiante se duerme? ¿Le bajan la nota o se la suben por perfeccionista? jet-set MARZO 28 DE 2007 Detrás de todo el montaje estaba Zuluaga. Reconozco que es admirable y el problema no es de él, sino mío: siempre me han enfermado los ejercicios en los que el salón juega a imitar una sesión de la ONU y los adolescentes que ejercen un liderazgo tempranero que antes de los 18 años roza más con la prepotencia que con la sabiduría. Es una debilidad personal. Me caen mejor los vagos que los pilos, las ratas que los sapos. De ahí que cuando José Gabriel entrevistaba a este muchacho, y mi señora veía al hijo que siempre había soñado criar, yo observaba a un puro político: chiquito, con la voz salpicada de gallos, infantil: pero, en todo caso, un puro político, un politiquito que en lugar de hablar, daba declaraciones; que nos invitaba a todos a creer en Colombia y que advertía, con cara de mártir, que no sueña con ser presidente, qué va, sino con “servirle al país”. “¿Alguien se imagina a dos alumnos peleándose porque uno se pidió antes que el otro ser Armandito Benedetti?”. Era un bonsái de Fernando Londoño Hoyos, como lo han sido casi todos esos líderes prematuros, formales y disciplinados de la derecha: un Rafico Nieto, un Rodrigo Pombo, un Rafael Merchán. Y no sé si sea el caso de ellos, pero al verlo daba la impresión de que este muchacho había saltado de la infancia a la adultez sin jugar fútbol, sin emborracharse con los amigos, sin capar clase: sin estar maravillosamente herido por una cierta indisciplina que ilumina la vida. Siempre he creído que el reverso de un anciano en sudadera es un niño vestido de corbata: los dos cometen el pecado de no estar en sintonía con su edad. Por eso me aburren los niños genio, los líderes juveniles, los adolescentes que juran que estamos esperando mucho de ellos. Ahora que tengo una hija, prefiero que esté contagiada de una vagancia gloriosa que la hará más feliz, a que recite poemas de García Lorca en las visitas y crea que levantarse el teléfono de Carlos Caballero Argáez para invitarlo a un foro de economía que ella misma organizó para los alumnos de bachillerato es motivo de orgullo. Poco me importará que se tire biología y matemáticas si a cambio sabe bailar salsa en las fiestas. • 16 FOTO: ©GUILLERMO TORRES/04

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JOSÉ GABRIEL A SECAS
BEBÉS JET SET
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BILL GATES, UN ‘NERD’ ACAUDALADO
LA PROPUESTA DE ÁNGELA BENEDETTI: PITO A LOS AGRESORES.
YO ESTUDIÉ CON... SIMÓN GAVIRIA
MICHAEL JACKSON RENACE DE LAS CENIZAS
LA PELÍCULA DE LOS BASILE
ÁLBUM DE FOTOS
CALIWOOD RECUERDA A ANDRÉS CAICEDO
HASTA DÓNDE HAN LLEGADO…
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HORÓSCOPO
LA FOTO

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