IEEE Power & Energy Magazine - Spanish - Enero/Febrero 2018 - 26

cómo impactan los cambios conductuales y de estilo de vida
en la calidad de vida de las personas. Primero analizamos
distintos tipos de conductas que pueden promover una
transición a la energía sostenible, con un enfoque en el
consumo directo de energía en el hogar. Luego profundizamos
en los factores que influyen en la probabilidad de que las
personas y los hogares participen con comportamientos de
energía sostenible. A continuación analizamos distintos tipos

Comportamientos que contribuyen a una
transición a la energía sostenible

gráfico 2. La adopción de tecnologías sostenibles:
vehículos eléctricos (Pixabay).

Una transición a la energía sostenible se caracteriza por un
sistema que utiliza menos energía en general y se compone
de una creciente proporción de energías renovables. Este es
un problema tecnológico, pero también un problema conduc-
tual, dado que requiere la adopción de una amplia gama de
comportamientos para lograr una energía sostenible. Tales
conductas incluyen la adopción de recursos renovables, p. ej.,
energía solar (Gráfico 1); la implementación de medidas para
la eficiencia de recursos en los edificios, como el aislamiento;
el uso de tecnologías más sostenible tanto grandes (vehículos
eléctricos, como en el Gráfico 2) como pequeñas (electro-
domésticos de eficiencia energética o cabezales de ducha de
flujo bajo); el mantenimiento de tecnologías, como el cambio
de los filtros de aire de calefacción, ventilación y aire acon-
dicionado (HVAC); y los comportamientos de ahorro energé-
tico, como reducir las temperaturas ambientales y del agua y
secar el lavado al aire (Gráfico 3) y caminar, ir en bicicleta o
utilizar el transporte público en lugar de conducir (Gráfico 4).
Para tener el máximo impacto, las políticas y los programas
podrían apuntar primero a aquellos comportamientos con
un potencial considerable para reducir el consumo de ener-
gía fósil. Identificar objetivos potenciales tan altos requiere
considerar tanto la elasticidad del cambio (es decir, cuánta
reducción de las emisiones se producirá si el cambio ocurre)
como la plasticidad del comportamiento (es decir, la proba-
bilidad de que se adopte el comportamiento objetivo). Como
muestra la Tabla 1, a veces los comportamientos que podrían
tener grandes impactos si se adoptaran podrían no ser los
mejores puntos de partida para las políticas debido a que son

gráfico 3. Comportamiento de ahorro energético: secar
ropa al aire libre. (Pixabay).

gráfico 4. Comportamiento de ahorro energético: tomar
el tren en lugar de conducir. (MaxPixel).

gráfico 1. La adopción de fuentes de energía renovable:
paneles solares [Por Pujanak (trabajo propio, en el dominio
público), de Wikimedia Commons].

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de políticas para promover los comportamientos de energía
sostenible; la aceptación de tales políticas será analizada
por Perlaviciute et al. (en esta edición). Concluiremos con
la forma en que los cambios en los comportamientos sobre
energía podrían afectar la calidad de vida.

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enero/febrero 2018
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