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llamas, como sucedió en el incendio de Oakland Hills en
California en 1991.
Ignición de incendios forestales
Como se describe, para provocar un incendio forestal
deben tener lugar una serie de procesos físicos. Solo se
puede lograr una ignición sostenida si el calor de la llama
produce más combustible gaseoso al calentar más combustible
sólido (en palabras más simples, el fuego debe poder
extenderse). Incluso en condiciones muy favorables (p. ej.,
los vientos de Santa Ana en California), aproximadamente
la mitad de los incendios provocados tienen una propagación
limitada y no crecen hasta convertirse en grandes
incendios forestales.
Las fuentes de ignición naturales se limitan a los rayos
y el vulcanismo. El autocalentamiento de los combustibles
naturales, como la turba, también puede causar la ignición.
Dado que la turba es un material orgánico poroso, el aire
puede penetrar en el suelo y causar una oxidación exotérmica
espontánea. Este proceso de oxidación es muy lento a
temperatura ambiente, pero como el calor no puede escapar,
la temperatura se acumula y puede ocurrir la ignición de la
combustión ardiente autosostenida.
No obstante, según un artículo de 2017 en Proceedings
of the National Academy of Sciences de Balch et al, la causa
principal de incendio en todo el mundo (>80 %) es consecuencia
de la actividad humana. El incendio puede deberse
a un incendio intencional, negligencia o accidentes. Entre
estos últimos, las líneas eléctricas juegan un papel descomunal.
Los incendios forestales relacionados con las líneas
eléctricas generalmente ocurren en peores condiciones de
incendio (vientos fuertes, baja humedad/agua), lo que resulta
en su rápido crecimiento. Como consecuencia, los incendios
causados por la líneas eléctricas suelen ser más grandes y se
propagan más rápido en comparación con el incendio forestal
promedio.
Tipos de incendios forestales
Dado que la vegetación (viva o muerta) alimenta los incendios
forestales, la naturaleza de los incendios resultantes
es tan diversa como la vegetación misma. Un incendio que
se propaga sobre los pastizales producirá llamas más cortas
que una que se propaga a través de arbustos densamente
apelmazados. La tasa de propagación, por otro lado, será
significativamente mayor que en este último. Esto causa un
tiempo de residencia más corto, lo que reduce el tiempo que
los objetos más grandes están expuestos al calor. Este hecho
es crucial para las características de los incendios forestales
que se propagan en bosques y selvas, donde los árboles
grandes coexisten con arbustos y vegetación más pequeña y
donde el suelo está cubierto de material combustible que ha
caído de los árboles. El tipo de incendio forestal también es
importante en términos del riesgo que representa para las
redes eléctricas, ya que no todos los incendios producirían
potencialmente el mismo daño.
enero/febrero 2022
Incendios superficiales
Si los incendios forestales ocurren regularmente en bosques
y selvas, consumiendo la materia orgánica muerta acumulada
en un tiempo relativamente corto, se propagarán rápidamente
sobre el combustible seco que yace en el suelo y
tendrán una baja intensidad (llamas cortas y una baja tasa
de liberación de calor como se muestra en la figura 8). Si un
incendio de este tipo pasa por debajo de las líneas eléctricas,
es menos probable que les cause daños significativos, ya que
no interactúa de manera suficientemente estrecha con los
conductores.
Los arbustos y árboles más grandes requieren más calor
para encenderse. Su tamaño también permite que la vegetación
retenga la humedad por más tiempo que los combustibles
más pequeños, como la hierba seca o las ramitas.
Pero una variedad de razones puede conducir a incendios
terrestres intensificados, como periodos de sequía que reducen
el contenido de humedad de los arbustos y otra vegetación
más grande. Otra razón podría ser la mala gestión de la
tierra que causa la acumulación de materia orgánica seca con
un contenido energético consecuentemente mayor. Existe
evidencia de que los extremos climáticos, como la lluvia
abundante seguida de una sequía prolongada, pueden resultar
en una vegetación excesiva con un contenido de humedad
muy bajo, la cual es una combinación peligrosa en términos
de incendios forestales.
Incendios de la cubierta (corona)
Cuando los incendios superficiales, que en circunstancias normales
no representan un problema para los árboles o las líneas
eléctricas, crecen en intensidad, sus llamas pueden pasar por
alto los troncos y encender ramitas y hojas más delgadas en
la cubierta. A pesar de su contenido de humedad relativamente
alto, la quema intensa es posible debido a la configuración
geométrica favorable (componentes delgados rodeados
de suficiente aire). Investigaciones recientes han demostrado
que para los combustibles vivos, como el follaje verde en la
cubierta forestal, la humedad también contiene azúcares y
otras especies orgánicas que pueden promover la ignición.
Si bien el mecanismo de propagación subyacente de los
incendios de la cubierta es el mismo que el de los incendios
terrestres (pirólisis inducida por el calor de las llamas),
las llamas son considerablemente más largas y mejoran la
velocidad de propagación. Las intensas fuerzas convectivas
inducidas por las grandes llamas añaden un nuevo mecanismo
de propagación discontinuo que a menudo plantea
graves desafíos para la gestión del fuego (véase la figura 9).
Las brasas ardientes/atizadores (varas, ramitas o conos) se
quiebran del árbol y se son elevados por los gases ascendentes
del fuego. Dependiendo de sus características aerodinámicas,
estos atizadores pueden viajar kilómetros y provocar
incendios puntuales (pequeños incendios) por delante del
frente de fuego. Los incendios de cubierta son más capaces
de afectar gravemente las redes eléctricas, ya que las llamas
pueden interactuar directamente con los conductores.
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