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posibilidad de ajustar las metodologías para definir las rutas
de las líneas de transmisión y así reducir la exposición a interrupciones
producidas por rayos e incendios. La EPE está
considerando también la exposición a riesgos de interrupciones
ocasionadas por rayos e incendios en la evaluación
de 1) las compensaciones entre disposiciones de un solo circuito,
doble circuito y dos de un solo circuito para las líneas
de transmisión aérea, y 2) el espacio entre los circuitos en
el mismo derecho de paso. En la actualidad, la EPE recomienda
que, para las áreas expuestas a riesgos importantes
de brotes de incendio, se deban considerar dos circuitos únicos
con una distancia entre ellos de al menos 200 metros. La
EPE destacó que esta recomendación se basó parcialmente
en la evaluación del rendimiento histórico del sistema de
transmisión brasileño.
Por supuesto, la compensación entre las disposiciones de
un solo circuito, doble circuito y dos de un solo circuito va
más allá de la exposición a interrupciones causadas por rayos
e incendios. También está relacionada con 1) los impactos en
la confiabilidad y resiliencia de las interrupciones con un
rango más amplio de causas y 2) la conciencia socioambiental
en las regiones donde se instale el activo de transmisión.
La empresa de planificación y el operador de redes
también realizaron una evaluación conjunta de criterios de
confiabilidad para los centros remotos de grandes cargas
suministrados por sistemas de transmisión radial, como el
sistema de Macapá. Una posibilidad que se consideró es la
de un criterio de planificación distinto y más estricto para
estos centros. En el caso específico de Macapá, un estudio
reciente de planificación detalló que la confiabilidad debería
aumentar implementando una conexión adicional con el
resto del sistema de transmisión de gran porte, como una
nueva subestación de 230 kV.
Comentarios finales
Este artículo presenta dos estudios de caso, basados en Chile
y Brasil, demostrando los impactos graves de los incendios
en los sistemas eléctricos. Junto con los impactos físicos
en la infraestructura de las redes, también describimos un
conjunto de medidas de prevención, mitigación y adaptación
orientadas a combatir los riesgos de los incendios en distintas
escalas de tiempo. Nos enfocamos en los impactos sobre
la infraestructura de las redes y las respuestas de los operadores
de redes, planificadores, reguladores y diseñadores de
políticas.
Aparte de las prácticas habituales que van más allá de los
sistemas eléctricos para prevenir los incendios (p. ej., el control
de la vegetación), se pueden tomar medidas concretas
en los sistemas eléctricos que pueden ser de especial interés
para los operadores de redes, planificadores, reguladores y
diseñadores de políticas, tales como:
✔ Herramientas de conocimiento y pronóstico de situaciones:
la anticipación y las evaluaciones de los
riesgos de manera apropiada son clave para operar
sistemas eléctricos frente a brotes de incendios. Las
enero/febrero 2022
autoridades chilenas han utilizado un Mapa de Probabilidad
de Ignición de Incendios Forestales para
anticipar las igniciones de incendios, pero se pueden
utilizar otras métricas, como el índice de sequía de
Keetch-Byram, el Índice de Riesgo de Incendios y la
Probabilidad de Grandes Incendios. Estas métricas
se han utilizado ampliamente en los Estados Unidos.
Aparte de pronosticar igniciones, es extremadamente
relevante pronosticar también las trayectorias de los
incendios después de la aparición de un brote y la probabilidad
de que estos brotes lleguen a infraestructuras
eléctricas.
✔ Control preventivo y correctivo en el funcionamiento
de los sistemas: la información anterior relacionada
con el conocimiento y la evaluación de riesgos de las
situaciones puede utilizarse para determinar, de manera
dinámica, un conjunto de medidas preventivas y
correctivas, como:
✔ las desconexiones y el desabastecimiento de las líneas
✔ el control topológico de las redes
✔ las reducciones en las transferencias de energía
✔ el redespacho de unidades generadoras y de almacenamiento
de energía que utilicen distintos tipos de
reservas de generación para minimizar la pérdida del
suministro en áreas críticas
✔ la utilización de unidades móviles (de generación de
reserva, almacenamiento de energía, transformadores,
etc.) si el suministro en un área específica no es
suficiente
✔ el ejercicio de la restricción de demanda y respuesta
en distintas formas, como los apagones programados
✔ la coordinación entre el operador de sistemas de transmisión
y el operador de redes de distribución, operando
de manera óptima las FED descendentes (incluido
el control topológico de las redes de distribución) de
forma coordinada con las medidas preventivas que se
adopten en la red principal.
✔ la organización de equipos de reparación en las empresas
de redes, compartiendo recursos humanos y
equipos.
Cabe señalar que esta serie compleja de decisiones puede
tomarse a través de nuevas herramientas de optimización:
✔ Adaptación de la infraestructura de los sistemas en el
largo plazo: esto incluye medidas de fortalecimiento
(como dividir circuitos dobles, soterrar líneas, recubrir
conductores descubiertos y fortalecer, fijar y aumentar
la cantidad de postes/torres), expansiones de
redes para aumentar la redundancia y conectividad
(tener varias rutas óptimas para suministrar/conectar
puntos clave del sistema) y la utilización de FED y
microrredes que pueden ser, en varios casos, más rentables
y resilientes que la mejora de la red principal.
En el caso de las mejoras de las redes, estas pueden
llevarse a cabo a través de nuevos estándares de seguridad/planificación,
como en Chile y Brasil.
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