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Innovación en los diseños de tarifas

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de los servicios públicos basado en las tarifas tradicionales en
dos partes. Este cambio llega en
un momento en que muchas empresas de servicios públicos están
realizando inversiones considerables con el objetivo de modernizar la red e integrar las fuentes de
energía distribuida (FED). Estas
inversiones de capital, junto con
la mayoría de los otros costos de
los servicios públicos, no varían
con el volumen de la electricidad
consumida. Por lo tanto, no pueden reflejarse de manera precisa
a través de un cargo volumétrico.
Esto ha tenido como consecuencia que los grandes clientes residenciales efectivamente subsidien
a los clientes más pequeños, quienes, como resultado del bajo uso
de energía, pagan menos en relación con los costos que imponen
al sistema. Una limitación adicional de los cargos volumétricos
planos es que no logran capturar
los efectos de la variabilidad temporal y estacional, lo cual resulta en periodos de carga máxima
más costosos que los periodos de
-carga baja para las empresas de
servicios públicos.
En consecuencia, hoy existe
una desalineación entre el costo de los servicios públicos y
las estructuras tarifarias, particularmente con respecto a la
clase residencial. En respuesta a este desafío, muchas empresas de servicios públicos están introduciendo tarifas innovadoras que reflejan los costos y están mejor alineadas con sus
propias necesidades y con las de sus clientes. En resumen,
las empresas de servicios públicos buscan desarrollar las
tarifas del mañana.

Los principios de la tarificación
Los mismos principios fundamentales que han guiado el
diseño de tarifas durante décadas deberían motivar los diseños normativos de las tarifas a futuro. Los principios de
James Bonbright para las tarifas de servicios públicos, publicados por primera vez en 1961, se han mantenido vigentes a
pesar de los diversos avances tecnológicos y las tendencias
mayo/junio 2020

de la industria. Estos principios siguen estando ampliamente
aceptados (véase la sección "Lecturas complementarias").
Como se muestra en la tabla 1, pueden sintetizarse en cinco
criterios clave.
"Eficiencia económica" significa que los recursos no se
utilicen para generar y suministrar electricidad de manera
tal que su reasignación aumente el costo total para los consumidores y productores, lo cual resultaría en un aumento
general en el costo total para la sociedad. En otras palabras,
ningún recurso consumido en el suministro eléctrico debe
desperdiciarse en inversiones excesivas y costos operativos.
El segundo criterio, la equidad, se refiere a la justicia entre
la empresa de servicios públicos y los clientes. Aunque el
diseño de tarifas casi siempre implica cierto grado de subsidio
cruzado, una empresa de servicios públicos debe apuntar a eliminar los subsidios no intencionales entre los tipos de clientes.
De acuerdo con Bonbright, una forma natural de lograr equidad entre los clientes con diferentes perfiles de carga y valores
de consumo es a través de tarifas que reflejen los costos. Bajo
tales tarifas, los clientes que incurran en altos costos para el
sistema pagarán cantidades proporcionalmente más altas que
los clientes de bajo costo.
La estabilidad de los ingresos se refiere a la capacidad
de la empresa de servicios públicos de recuperar sus costos
a través de un nivel de ingresos suficiente y predecible. La
estabilidad de la factura, el cuarto criterio, estipula entonces
que, si bien la empresa de servicios públicos debe recuperar
sus costos, idealmente a través de tarifas que los reflejen adecuadamente, también debe proteger a los clientes de fluctuaciones inmanejables en sus facturas. Aunque las nuevas tarifas casi siempre causarán aumentos de facturas para algunos
clientes, las empresas de servicios públicos pueden tomar
medidas para minimizar notoriamente los impactos adversos e inesperados, por ejemplo, implementando los cambios
en las tarifas de forma gradual.
Finalmente, se necesita la satisfacción de los clientes para
implementar con éxito cualquier cambio en la estructura de
precios. Si no se explican o implementan correctamente,
incluso las tarifas simples pueden causar confusión y, posteriormente, provocar una reacción negativa por parte de los
clientes. Los reguladores y las empresas de servicios públicos que anticipan una reacción tan adversa de los clientes se
resistirán a implementar nuevas tarifas.

Repensar la tarificación actual
El principio de la relación causal de los costos es la base
de los cinco criterios clave, el cual Bonbright consideraba
el estándar más importante para las tasas razonables. En el
caso de la electricidad, los costos constan de tres elementos:
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