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En el este proceso, los estados miembro se benefician de
un importante grado de libertad. En primer lugar, tienen el
derecho (pero también la obligación) de especificar los varios
elementos de las dos directivas que voluntariamente son
generales o incluso vagas. Por ejemplo, los estados miembro
reciben el llamado para aclarar qué formas pueden asumir una
CEC y una REC y qué significa la cercanía a un proyecto de
energías renovables. En segundo lugar, los estados miembro
deben establecer cargos y procedimientos de manera concreta
que sean transparentes, no discriminatorios y reflejen el costo
en el contexto de su marco legal y normativo específico. En
tercer lugar, los estados miembro pueden elegir el nivel de
esfuerzo que destinan a habilitar la aceptación de las comunidades
de energía. Depende de ellos, por ejemplo, definir los
recursos financieros y humanos que se asignan a fin de apoyar
a las autoridades públicas que desean participar en iniciativas
impulsadas por la comunidad o simplemente facilitar su
conformación por parte de terceros. Por último, los estados
miembro tienen la libertad de preservar las formas existentes
de las comunidades de energía y también crear tipos adicionales,
siempre que se observe el nivel mínimo de derechos y
obligaciones establecido para las CEC y las REC en las dos
directivas. Son posibles en este sentido escenarios alternativos
de implementación (véase la figura 3).
Según las opciones reales de los estados miembro, el
camino de desarrollo de las comunidades de energía puede
diferir en los distintos países, lo que extiende la situación
heterogénea que en este momento se observa en Europa
(véase la tabla 1). No obstante, este periodo de experimentación
que sigue a la adopción de la CEP puede permitir, con
el tiempo, la identificación de mejores prácticas y soluciones
más convenientes. A su vez, puede conducir en el futuro a
reglas más detalladas y armónicas adoptadas a nivel de la
UE. La convergencia en la evolución de las comunidades de
energía puede entonces continuar en el continente.
¿Cómo se apoya la aceptación de las
comunidades de energía?
Las comunidades de energía pueden brindar varios beneficios
para el sistema de energía y la sociedad en general. Sin
embargo, esos beneficios pueden no materializarse debido a
los límites de las acciones colectivas que vimos antes y las
dificultades de operar en un sector, el de la energía, cuyas
reglas se desarrollan teniendo en mente a grandes organizaciones
motivadas por las ganancias. Entonces, tiene sentido
que los gobiernos implementen un marco habilitante a fin de
apoyar el desarrollo de las comunidades de energía.
De qué manera habilitar o apoyar la aceptación de las
comunidades de energía es un tema de debate, de todas formas,
por al menos dos motivos. Por un lado, las comunidades
de energía son multifacéticas; pueden adoptar diversas
formas y estar involucradas en distintas actividades. Según
la forma que asuman o las actividades en las que se enfocan,
las comunidades de energía podrán enfrentar distintas
barreras y generar distintos beneficios para la sociedad. A su
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vez, esta característica requiere distintos esquemas de apoyo.
Por otro lado, implementar formas de apoyo dedicadas puede
generar costos para otras partes e interesados del mercado o
de la sociedad en general. Se debe identificar, entonces, un
enfoque balanceado que asegure la eficiencia y ecuanimidad
al desarrollar medidas de apoyo.
Un ejemplo que ilustra este compromiso se observa en el
caso de los cargos de la red para las comunidades de energía
involucradas en compartir energía a nivel local, también
conocido como el autoconsumo colectivo. Al usar la electricidad
de manera local, una comunidad puede reducir la pérdida
de energía y minimizar la necesidad de una expansión
de la red. En algunos casos, puede también reducir los costos
del balance. Estos ahorros sin duda representan un beneficio
para el sistema y pueden justificar un descuento en los cargos
de la red estándar aplicados a la electricidad compartida, en
particular para la parte relacionada con la transmisión. No
obstante, los beneficios de compartir la energía local normalmente
no llegan a justificar la concesión de esos cargos.
En primer lugar, los miembros de este tipo de comunidades
suelen continuar dependiendo de la red local para compartir
la electricidad que autoconsumen y en la red principal para
recibir electricidad cuando la generación comunitaria no produce.
En segundo lugar, la reducción en la demanda máxima
de la red, el principal factor de costo de las redes, puede
estar mucho más limitado que la reducción en la cantidad de
electricidad consumida a nivel local y proveniente de la red
principal; los ahorros del sistema asociados con compartir la
energía local serían entonces bastante bajos. En tercer lugar,
eximir a miembros de la comunidad de contribuir a la recuperación
de los costos de la red podría simplemente trasladar
esos costos a los consumidores que no son parte de la comunidad
y no sean capaces de unirse a una; inmediatamente se
observa un problema de equidad en este sentido.
Por estos motivos y otros similares, la perspectiva emergente
entre reguladores y responsables de formular políticas
es que las comunidades de energía deberían estar habilitadas
mediante la implementación de subsidios explícitos en lugar
de implícitos y escondidos en tarifas de la red que no reflejan
los costos. Los subsidios deberían incentivar a las comunidades
a que disminuyan los costos del sistema y estar potencialmente
vinculadas a la implementación de nueva capacidad
de generación renovable. Además, se debe prestar atención
a la eliminación de esas barreras normativas y elementos del
diseño del mercado de la electricidad que son tradicionales
y provienen del pasado, y puede que ya no se justifiquen
(por ej., algunas restricciones en la participación de activos
pequeños en los mercados mayoristas de la electricidad y los
mecanismos de balance). En general, las autoridades públicas
deberían jugar un papel más importante en la concientización
y brindar asistencia técnica y financiera a aquellos consumidores
que desean establecer una comunidad de energía. Este
tipo de apoyo es particularmente importante a fin de activar
categorías específicas de consumidores, tanto los vulnerables
como aquellos que habitan viviendas sociales.
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