IEEE Power & Energy Magazine - Spanish - September/October 2021 - 119

compartir los sistemas son tan
fundamentales para el éxito de
la transición porque los participantes
que conforman el sistema
eléctrico, tanto los nuevos como
los existentes, están cambiando.
Sus
funciones
también están
evolucionando. La aplicación de
la configuración de la carga y la
respuesta a la demanda como recurso
para gestionar un mercado
eléctrico eficiente está bien establecida.
También es evidente la
importancia del almacenamiento
como recurso fundamental para
la flexibilidad, la confiabilidad
y la resiliencia de la red, a fin
de que el sistema pueda resistir
fenómenos meteorológicos más
frecuentes y fuertes.
Una de las consecuencias
más significativas de los cambios
en curso es la falta de claridad
y la combinación de los
modelos comerciales y operativos
de los participantes de la
industria y los consumidores de
energía. Las diferencias entre
los clientes, las redes, los generadores
y los minoristas pierden
importancia en un mundo en el
que el almacenamiento puede
encajar perfectamente en un servicio
que suministran cualquiera
de estos actores. Estamos viendo
que esto sucede en tiempo real
en Australia a medida que las redes,
los minoristas, los desarrolladores
de energías renovables
y los consumidores comerciales
y residenciales invierten en almacenamiento
y en otros tipos
de apoyo al sistema. El desafío
es cómo proceder de la manera
más eficiente.
El aumento de los sistemas
solares en los tejados, las baterías
y los vehículos eléctricos
causarán una demanda creciente
en las redes de distribución para
albergar estas inversiones a un
bajo costo. También se espera
que el sistema eléctrico de gran
porte optimice estas capacidades
en todo el sistema. Esto no
ocurrirá a menos que se organicen
las capacidades de estos
sistemas de una manera que impulse
la eficiencia, la confiabilidad
y la seguridad en lugar de
comprometerlas, al apoyar las
operaciones continuas del sistema
verticalmente.
5) La cultura organizativa se
transformará para volverse colaborativa,
innovadora y menos
reacia al riesgo: la forma en que
funcionamos como organizaciones
cambiará de manera fundamental.
Nuestra experiencia
en el AEMO nos enseña que no
podemos esperar a tener todas
las respuestas antes de actuar
debido a la complejidad y la novedad
de los problemas. Esto nos
ha permitido comprender mejor
los riesgos al reconocer que, en
este negocio, hay que reconfigurar
y rediseñar el avión mientras
se vuela.
Para que la industria asuma
este desafío transitorio, los ejecutivos,
los gerentes, los reguladores,
los diseñadores de políticas
y los miembros de la junta
deberán repensar cómo abordan
y gestionan los riesgos. Esto incluye
la consulta, la transparencia
y un enfoque más sofisticado
para medir el fracaso y el éxito.
De hecho, como mi colega Clare
Savage, presidenta del Regulador
de Energía de Australia,
expresó brevemente al ver el desafío,
es cómo podemos convertir
nuestro pensamiento de " No,
porque... " a " Sí, y cómo... " .
En mi opinión, estas son las tres palabras
que todos debemos adoptar muy
en serio.
p&e
septiembre/octubre 2021
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