IEEE Power & Energy Magazine - Spanish - November/December 2022 - 67

a los lectores un panorama general rápido del progreso del desarrollo global de la energía limpia, resumimos
las últimas metas y logros de distintos países y regiones en la tabla 1. Presentamos más detalles
en las discusiones a continuación.
Este artículo se enfoca en la energía limpia, mientras que otra literatura se ocupa de la energía sostenible
o renovable. Si bien la energía limpia y la energía renovable se solapan en bastantes sentidos,
existen algunas diferencias. Algunas fuentes de energía pueden ser renovables pero no limpias, como la
biomasa, mientras que el gas natural se puede considerar limpio (o prácticamente limpio, en comparación
con el carbón) pero no renovable. La energía nuclear también es considerada una fuente de energía limpia
por parte de algunos países, especialmente en Europa y América del Norte, si bien su futuro es incierto
debido a las políticas y normativas. En este artículo, todas las discusiones giran entorno a la energía limpia
(eólica, solar, hidroeléctrica, nuclear y de gas natural), salvo se especifique lo contrario.
Estado del desarrollo de la energía limpia prepandemia
El Acuerdo Climático de París, o Acuerdo de París, fue establecido por 196 participantes de la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015. El acuerdo busca mantener el aumento
medio de la temperatura global por debajo de los 2 °C (3.6 °F), superior a los niveles preindustriales, y
limitar el aumento a 1.5 °C (2.7 °F). La figura 1, tomada del informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental
de Expertos sobre el Cambio Climático de 2014, muestra la proporción porcentual de las
emisiones globales de distintos sectores económicos en 2010. Se evidencia que la producción de electricidad
y calefacción son los mayores impulsores de las emisiones. La figura 2 ilustra la proporción anual
de generación global de fuentes de carbón y bajas en carbono antes de la pandemia de la COVID-19. A
nivel global, las emisiones de CO2 están disminuyendo, pero la reducción ocurre demasiado lento para
los objetivos del Acuerdo de París. Antes de la pandemia
sin precedentes de la COVID-19, muchos países habían
tomado varias medidas para acelerar la reducción de
emisiones, pero el progreso ha sido lento y desigual.
En los Estados Unidos, la emblemática Ley de Política
Energética de 2005 estableció un crédito fiscal federal
de inversión para las fuentes de energía limpia. Sumada
a esta política emblemática, se reveló en agosto de 2015
el Plan de Energía Limpia de la Agencia de Protección
Ambiental con el fin de reducir las emisiones de CO2 y
combatir el cambio climático. El plan fijó el objetivo de
una reducción del 32 % de los niveles de 2005 para 2030
y fijó metas para las emisiones de estados individuales.
La Agencia de Protección Ambiental
también emitió
estándares de contaminación por carbono para nuevas
centrales eléctricas modificadas y reconstruidas. Estos
fueron los primeros estándares que abordaron la contaminación
por carbono de las centrales eléctricas. En el
primer informe de estrategia a largo plazo, publicado en
2016, se fijó el objetivo de alcanzar la descarbonización
casi total de la electricidad y reducir las emisiones de toda
la economía en un 80 % o más de los niveles de 2005 para
2050. No obstante, el Plan de Energía Limpia fue remplazado
por la regla de la Energía Limpia Accesible en junio
de 2019. Esta nueva regla buscaba reducir las emisiones
de las centrales eléctricas sin aplicarles límites.
En China, el 13.º Plan de Cinco Años para la Energía
claramente estableció las siguientes metas para el
periodo 2015~2020: aumentar la proporción de consumo
de energía no fósil del 12 % al 15 %, aumentar la proporción
de generación de energía no fósil del 27 % al 31 % y
disminuir la proporción del consumo de carbón del 64 %
noviembre/diciembre 2022
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